Averías comunes en turbos

Filtro de aire

El filtro del aire es una pieza imprescindible para el correcto funcionamiento del motor. Su función es filtrar el aire que se introduce en el motor, limpiándolo de impurezas, polvo, arena y suciedad. Un filtro de aire en mal estado afecta al rendimiento del motor y aumenta el riesgo de que se produzca una avería en el turbocompresor, ya que este aspira el aire del exterior a través del filtro del aire. Una de las averías más frecuentes producidas por un filtro de aire en mal estado es el desgaste de las palas de la turbina de admisión.

Tuberías de admisión

Es recomendable revisar y verificar el correcto funcionamiento de las tuberías de aspiración y de presión de aire del turbocompresor, ya que una tubería dañada o en mal estado es causante de una pérdida de presión de aire de soplado del turbocompresor, falta de potencia en la respuesta del vehículo e incluso la rotura del turbocompresor, por aspiración de partículas del exterior que no son fitradas por el filtro de aire.

Limpieza de tuberías de admisión

Después de una rotura de turbocompresor, pueden quedar restos de partículas alojadas en el interior de las tuberías de aspiración. Antes de sustituir un nuevo turbocompresor, se deben verificar, limpiar y, si es necesario, sustituir las tuberías de aspiración de aire para evitar que dichas partículas puedan llegar a la turbina de aspiración de aire y provocar la avería del turbocompresor. Otra causa de avería muy común es la pérdida de la tuerca de la turbina de admisión del turbo viejo. Dicha tuerca debe ser localizada en el interior de las tuberías antes de la instalación de un nuevo turbocompresor

En la mayoría de vehículos, uno de los fallos frecuentes es la avería en el filtro evaporador de gases de motor, que suele estar compuesto por una válvula o membrana y por un filtro.
Nos podemos encontrar con que el filtro esté obstruido o petrifiado por acumulación de carbonilla y que la válvula o membrana esté perforada y no actúe. En cualquiera de los dos casos, la avería se traduce en un fallo en el sistema de recirculación de vapores de motor.
Como consecuencia, nos podemos encontrar que pase aceite hacia el circuito de aspiración de aire del turbocompresor, lo que puede provocar que el aceite llegue al sistema de admisión del motor y se cree autocombustión por ingestión de aceite. Y también, por otro lado, se puede crear una sobrepresión de gases de motor, que al no ser evacuados por el evaporador, pueden provocar daños severos en el turbocompresor e incluso en el motor.

La válvula electrónica, o actuador electrónico, es la encargada de gestionar la regulación de la geometría variable del turbocompresor, variando la posición de los álabes en función de las necesidades de presión de soplado exigido. Una de las principales averías es la rotura o desgaste de los componentes internos, tales como la leva de accionamiento, el motor eléctrico o el tornillo sinfín.
Por otro lado, también presenta averías la placa electrónica, que es la que se encarga de recibir la información desde la centralita del vehículo y de dar las órdenes de activación a la válvula electrónica

Hemos desarrollado un nuevo departamento encargado única y exclusivamente de la reparación, revisión y verifiación de las válvulas electrónicas para todos los tipos de vehículos.

Una de las causas más comunes de rotura del turbocompresor es la producida por la falta de presión o caudal de engrase debida a un incorrecto funcionamiento del sistema de engrase del vehículo. En la mayoría de los casos, se produce la obstrucción, por aceite carbonizado, de las tuberías y racores de engrase, y en algunos modelos, de los microfitros internos en los racores de engrase.

Antes de sustituir un turbocompresor, es recomendable cambiar todas las tuberías y racores de engrase por unos de nuevos, así como, el filtro de aire, el filtro de aceite y el aceite.

En los motores de combustión diésel, una de las averías más comunes es la obstrucción del colector de admisión por restos de carbonilla. Cuando esto ocurre, tendremos falta de potencia y consumo excesivo de combustible, ya que un porcentaje de aire deja de entrar en los cilindros. Como la mayoría de vehículos instalan sensores de presión de sobrealimentación, si tenemos el colector de admisión y la válvula EGR obstruidos por carbonilla, se producirá una mala lectura de la presión de soplado y el vehículo lo detectará como una avería.
Antes de instalar un nuevo turbocompresor es imprescindible verificar el correcto estado y funcionamiento del colector de admisión y de la válvula EGR.

La mayoría de vehículos ya instalan el sistema de filtro antipolución, o filtro de partículas diésel, DPF. Este sistema ha sido creado para evitar el exceso de contaminación de los vehículos diésel.
Presenta diferentes causas de averías, y una de ellas es la obstrucción parcial o total de dicho filtro. Debido al funcionamiento en condiciones de uso urbano frecuente, poco uso del vehículo o al nuevo sistema “Start/Stop”, el vehículo no alcanza la temperatura óptima de trabajo para realizar la regeneración del sistema antipolución y genera una avería en el cuadro de instrumentos. Esta avería se traduce en fallos de falta de potencia del vehículo, en muchos casos, atribuida erróneamente a un fallo del turbocompresor.
Por otro lado, puede presentarse un bloqueo en el filtro de partículas debido a la rotura del antiguo turbocompresor, que expulsa aceite por el sistema de escape hasta el filtro de partículas. Dicho aceite se carboniza en el filtro debido a que estos trabajan a altas temperaturas.
Es recomendable, antes de instalar un nuevo turbocompresor, revisar y/o sustituir el filtro de partículas diésel por uno nuevo, si presenta los síntomas anteriormente descritos.

Antes de sustituir un turbocompresor, es muy importante revisar, verificar y sustituir, si es necesario, cualquiera de estos componentes eléctricos, ya que su mal funcionamiento puede afectar la respuesta del turbocompresor. En la mayoría de los casos, y debido a un diagnóstico erróneo, se lleva a cabo con la sustitución de un turbocompresor innecesariamente. Un mal funcionamiento de dichos componentes puede llegar a anular por completo la presión de soplado del turbocompresor.